O más bien a Bespén, una pequeña localidad de la hoya de Huesca que lleva décadas presumiendo en la zona de producir los “vinos más finos·. El veterano elaborador aragonés regresó a su tierra hace unos años tras trabajar en las bodegas más prestigiosas del país. Ahora elabora y comercializa tres vinos de edición limitada: un clarete y dos garnachas del Norte y Sur de la comunidad aragonesa destinados a tiendas especializadas y alta hostelería
¿Por qué decidiste regresar a tu tierra?
Llevo enganchado al mundo del vino desde principio los años 90, época en la que entré a formar parte de la bodega Pirineos de la DO Somontano en los años en los que la zona experimentó una auténtica revolución. Después de haber trabajado para otras bodegas en el Bierzo, Rias Baixas y en la Sierra de Gredos, volví a Huesca. Me lié la manta a la cabeza y me lancé a hacer mi propio vino. Ya mayor, porque tengo 57 años. Vivo en Huesca y trabajo viñas en la Hoya de Huesca y Bespén a poco mas de 20 minutos de la capital. Mis vinos los elaboro en Bodegas Lasierra.
Has decidido apostar por las variedades locales…
Sí, quería elaborar vinos con variedades de uva autóctona. Pero también bodegas Lasierra elabora vinos maravillosos con Cabernet y Chardonnay, que también hay que apreciar. El clima no excesivamente cálido de la zona le viene perfecto porque esta uva prefiere zonas frescas, pero con suficientes horas de sol.
…Y recuperar el protagonismo de los vinos de Bespén, que llevan siendo décadas muy apreciados en la Hoya de Huesca.
Efectivamente. La clave son los suelos con un alto componente de arenas, las formaciones rocosas de la hoya de Huesca son de piedra arenisca. La erosion del hielo y el viento las rompe y estos materiales se incorporan al suelo, este sustrato resultante es muy pobre pero da mucha calidad y elegancia . El resultado son garnachas más finas, no tan estructuradas como en otras zonas de Aragón como Ainzón en Zaragoza, donde elaboro otro de mis vinos.
Los viñedos de Ainzón también son maravillosos. Se trata de una zona donde el clima se escapa de la influencia del valle del Ebro por la cercanía con el Moncayo y el Sistema Ibérico .Son inviernos fríos y durante una buena parte del año hay un gran contraste entre las temperaturas nocturnas y diurnas. Estas circustancias aportan a los vinos un estilo muy especial. Por supuesto el carácter de un vino también lo da la elaboración. Yo busco maceraciones más cortas y sobre todo acertar con la fecha de la vendimia, buscando una fruta mas fresca. Con ello conseguimos más equilibrio y más acidez aun en vinos de 14,5 grados.
¿Cómo ha sido la acogida de tus vinos de elaboración propia? ¿Estás satisfecho?
Muy contento, a pesar de que me tocara la pandemia de por medio. Mi primera vendimia fue en 2018. Produje mis primeras botellas en septiembre de 2019 y en marzo de 2020 llegó el confinamiento. El vino se ha acogido muy bien en la hostelería y los comercios especializados, que es donde los comercializo. No quiero estar en la gran distribucion porque tendría que crecer demasiado y mis vinos perderían cierta personalidad. De todas formas el posicionamiento de una marca es un trabajo a largo plazo, y más para mí que soy un productor pequeño. Pero la vocación ayuda. Y yo hago esto por vocación.
Pienso que en Aragón en los últimos años hemos aprendido a valorar al productor local como merece
¿Crees que en Aragón ya hemos aprendido a apreciar lo nuestro?
Pienso que sí, que en los últimos hemos aprendido a valorar al productor local como merece. Porque también estamos haciendo cosas extraordinarias, como el caso de Fernando Mora ,Norrel Robertson y Jorge Navascués, que son maestros a mi lado. Tampoco hay que olvidar que en Aragón tenemos a los mejores sumilleres de España y el nivel de la restauración ha subido mucho en los últimos años, dando cada vez más importancia a sus bodegas.
Hablando de cartas de vinos, ¿no piensas que todavía son en general homogéneas y predecibles?
Podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío. Las cosas están cambiando, aunque sea despacio. Sí quedan aún restaurantes a los que van consumidores que disfrutan con vinos mas clasicos y marcas reconocidas. Esto cambia cuando todos los actores implicados se forman. Desde los profesionales de la hostelería pasando por los comerciales de los distribuidores y nosotros mismos, que tambien tenemos que conocer lo que se hace en otro lugares.
Es en ese momento cuando las cartas de vinos se “abren” y comienzan a entrar en ellas otros vinos que en general tiene una relación calidad precio estupenda. Con ello tanto el hostelero como el cliente ganan. Hay vinos de 40 euros que son mejores que vinos de 70 euros, pero para distinguirlos se necesita el esfuerzo del entusiasta que distingue entre calidad y marketing. España aún no es Italia, pero yo soy optimista y creo que todo llegará.
Los vinos aragoneses de Luis Oliván
Clarete de Bespén
Color fresa pálido, aromas a melocotón blanco, fresas del bosque y pomelo. En boca es “afilado”, fresco, mineral y sápido, incita el trago largo.
Embotellado: febrero del 2022.
Grado: 12º
Maridaje: Verduras, platos asiáticos y picantes, por la versatilidad del clarete.
Garnacha de Bespén Las Pilas
Color rojo rubí con capa media, aromas a frutas rojas, monte bajo, en boca es fresco y mineral, con un paso ágil, final largo.
Añada: 2020
Grado: 14,5º
Maridaje: pescados azules grasos y también los alimentos ricos en gelatinas como los callos, el cochinillo o el ternasco
Garnacha de Ainzón
Vino de capa media, con aromas a frutas rojas, violetas y un fondo mineral. Sabroso en boca, con un final largo enriquecido por su excelente frescura.
Añada: 2019
Grado: 14,7º
Maridaje: carnes a la brasa, guisos y quesos curados.
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