Durante la Guerra Civil una familia de refugiados fueron caminando desde un pequeño pueblo de la comarca turolense del Matarraña con todas sus pertenencias camino de la frontera francesa. Al llegar allí les obligaron a dejar todo atrás salvo una maleta y les distribuyeron en tren por varias localidades del país donde era necesaria la mano de obra.
Uno de ellos, Amado Carod, llegó a un pequeño pueblo del Diois francés llamado Vercheny. Esta zona situada el oeste del Ródano era conocida por la elaboración del clairette de Die, uno de los espumosos más antiguos y característicos de Francia.
Amado se enamoró de la hija de un viticultor de la zona llamado Paul Barnier, pero a él no le hacía demasiada gracia la idea. Ella estaba convencida de que Amado era el amor de su vida, así que hizo una huelga de hambre hasta que su padre cedió y le aceptó como futuro yerno. No intuía entonces que esa decisión iba a cambiar el rumbo de la saga familiar para siempre.
Su yerno, un trabajador nato con buena vista para los negocios, fue comprando más y más viñedo y fundó Caves Carod. En 1973 dos de sus cinco hijos, Alain y Marcel, tomaron las riendas del negocio para convertir la bodega en la segunda más importante de la zona, tras la cooperativa de Die. En la actualidad comercializan alrededor de un millón y medio de botellas al año. No contentos con eso también fundaron un museo sobre el clairette para compartir con el mundo su pasión por este tradicional espumoso.
Desafortunadamente, tras jubilarse sus hijos no quisieron seguir con el negocio familiar.Por ello en 2008 vendieron Caves Carod al grupo Grands Chais de France, que también es un grupo familiar y ha respetado el nombre y el espíritu de la bodega adaptándola a los nuevos tiempos. Ellos sí han conservado en propiedad las 50 has. de viñedo con las que cuenta la finca. Los viñedos están ahora mismo en transición hacia el cultivo orgánico.
¿Qué hace especial al clairette de Die?
En primer lugar su emplazamiento privilegiado, a la sombra del macizo de Vercors. Sus viñedos están situados en terrazas soleadas de suelo calizo y arcilloso a 700 metros de altura.
En segundo su composición, ya que generalmente está compuesto de un 75% de moscatel de grano menudo y un 25% de clairette, la uva local que también está presente en los blends de Châteauneuf du Pape.
La variedad moscatel le da un característico aroma frutal a flores blancas y melocotón y la clairette la acidez y finura necesarias.

Método de elaboración
Pero su auténtica particularidad es su elaboración siguiendo el método ancestral dioise, una tradición centenaria. En ella las uvas se prensan para después comenzar la fermentación en cubas a baja temperatura. Los antiguos habitantes de la zona del Vercors ya conservaban el vino así en vasijas aprovechando las frías aguas del Drôme, afluente de Ródano.
Después la filtración se para y el clairette se embotella antes de que ésta termine, por lo que el vino mantiene algo de azúcar residual, entre un 7% y un 9%. En botella seguirá la fermentación, que le dará su carácter espumoso. El clairette de Die es un vino para disfrutar joven y que no solo se puede armonizar con postres. También con foie, quesos azules y como aperitivo.
Pero Caves Carod ha sabido actualizarse con los tiempos y en la actualidad elabora otros espumosos secos como el Crémant de Die, Clairette de Die brut y vinos blancos tranquilos de la DO Châtillon en Diois.

Antiguo método de filtración del clairette de Die
Clairette de Die y Moscato D´Asti
Estos dos espumosos dulces que podrían confundirse comparten algunas cosas y sin embargo les diferencian otras. En los dos casos el vino se elabora con moscatel de grano menudo, aunque en el caso del clairette de Die se añade la uva clairette como ya se ha comentado.
El Moscato D´Asti no se fermenta en botella sino en tanque presurizado, aunque también en este caso se interrumpe la fermentación para mantener cierto dulzor natural. Por ello alcanza una graduación alcohólica algo más baja, entre un 5% y un 6%. Su burbuja es menos presente y los aromas son más intensos, debido la presencia del 100% de moscatel. Dos espumosos ligeros y divertidos con los que merece la pena jugar catando para encontrar sus parecidos y diferencias.

Alain y Marcel Carod (izda. y dcha. de la foto)
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