Dos alas en el logo y la leyenda de un santo como origen del nombre de una de las bodegas aragonesas que más darán que hablar en los próximos años es algo que no se encuentra todos los días. Cuenta la leyenda que San Frontonio, uno de los patrones de la localidad zaragozana de Épila fue decapitado a orillas del Ebro y su cabeza navegó río arriba en lugar de río abajo hasta acabar en las orillas de Jalón. De allí toma su nombre la bodega de la que hoy me ocupo, porque según me cuenta Aiyana Vilimek la directora de ventas, “A nosotros también nos gusta hacer las cosas a contracorriente, innovando constantemente”.
Como aragonesa que soy gravito con mucha frecuencia, especialmente en mi día a día hacia los vinos afrutados en general y hacia la garnacha en particular. Por eso decidí probar dos de los vinos estrella de esta bodega, el Telescópico Carignan 2017 y el Supersónico 2018. Ambos los descubrí en el grupo de recomendados como nuevos valores por tienda especializada Lavinia. Me sorprendieron aún más de lo que esperaba, porque tenían unas notas muy poco comunes, más terrosas y arriesgadas. Así que decidí contactar con ellos para entender algo más sobre su historia y filosofía de trabajo.
Bodegas Frontonio se encuentra en el pequeño pueblo de Alpartir, a 7 kilómetros de la Almunia de Doña Godina. Y detrás de esta aventura descubrimos a Fernando Mora, un ingeniero que siempre soñó con ser bodeguero y que empezó haciendo vino en la bañera de casa para después poner en marcha su sueño en 2013. Continuó su formación hasta conseguir el título de Master of Wine en 2017, un selecto club al que pertenecen solo 416 profesionales en todo el mundo, de los que siete residen en España. Conseguir este título le abrió muchas puertas para darse a conocer entre bodegueros y dar impulso a sus nuevos proyectos.
“Aquí en la bodega hacemos las labores del campo y recolección de forma muy tradicional y muy diferente a como se trabaja hoy en día”, explica Aiyana. “Se vendimia y se pisa la uva a mano, y labramos con caballo. También vamos en la línea de elaborar todos nuestros vinos de forma ecológica y las añadas de 2020 van en esa línea”.
Porque en bodegas Frontonio tienen muy clara la estrecha vinculación entre el entorno natural y la identidad del vino. Por ello han hecho esta decidida apuesta por un tipo de viticultura orgánica y sostenible manteniendo la vegetación autóctona y trabajando con algunos viñedos en poli-cultivo. También mantienen corredores verdes para el paso de animales para conseguir un perfecto equilibrio entre biodiversidad y agricultura.
Elaboración en bodega
Una vez recolectada la uva se trabaja por gravedad en una bodega de tres pisos, dos de ellos bajo tierra en viejas cuevas que mantienen una humedad y temperatura constantes. Los vinos son fermentados en cemento y madera usada para que ésta última no imprima demasiado carácter al producto final y el vino no pierda su viveza y carácter.
Porque las señas de identidad de los vinos de bodegas Frontonio son su acidez elevada para lograr una mayor viveza y frescura, con el predominio de notas afrutadas y frutas del bosque como corresponde a la uva característica de las tierras aragonesas, la garnacha. “Yo diría que incluso tienen también unas notas terrosas, de hierbas aromáticas y monte”, comenta su directora de ventas.
Yo diría que nuestros vinos incluso tienen unas notas terrosas, de hierbas aromáticas y monte
Aiyana Vilimek, directora de ventas
Vinos de verano
Cuando le pido que me recomiende tres vinos para este verano, Aiyana se decide por un blanco y dos tintos: “En primer lugar yo elegiría un Frontonio blanco 2018, elaborado con garnacha blanca y macabeo procedentes de nuestros viñedos en los parajes de la Loma y Los Santos. Se ha fermentado 12 meses en madera usada para mantener esa parte más vívida de la nota afrutada”, explica. “Y también elegiría dos tintos, el Supersónico y el Telescópico. El Supersónico 2018 tiene un toque de frambuesa que lo convierte en un vino muy especial. Se elabora a más de 1030 metros de altitud con garnacha y algo de macabeo en viñedos de más de 80 años de antigüedad. Estas características le dan una elevada acidez y una frescura perfecta”, añade.
Pero Araya tiene una debilidad especial, y esto es una opinión personal… por el Telescópico 2018. “En la añada 2017 había dos tintos elaborados con uvas garnacha y cariñena. El nuevo es una fusión de ambas y de hecho lo hemos lanzado recientemente hace unas semanas. Es un vino orgánico y muy especial, y en mi opinión va a ir ganando con los años y va a convertirse en un vino espectacular, ya que hemos visto que esto mismo ha sucedido con añadas anteriores”.
Producto o marketing
Cuando le pregunto si para destacar en el competitivo mundo del vino es más importante un buen producto o un buen marketing, Araya lo tiene claro. “Un buen producto. El marketing es esencial para darte a conocer. Para ello nos vienen muy bien los artículos en prensa o las puntuaciones Parker, pero no mantienes a un cliente si luego ese vino les defrauda. Para nosotros la fidelidad hacia nuestro producto es esencial”, comenta.
Resulta fundamental para la bodega cuidar y mantener a este público fiel, que pueden ser entendidos y profesionales, pero también personas sin una formación específica pero que han sido hechizados por el fascinante mundo del vino. Para ello Fernando Mora, el alma mater de Frontonio, propone tutoriales en Instagram y un wine club trimestral en el que en cada caja se hace algo distinto, con bodegas invitadas y un vino elaborado especialmente para esa ocasión en la bodega. Y es que ellos saben que la excelencia no se consigue aislándose y viendo a otras bodegas como competencia, sino colaborando y aprendiendo de ellas. Y esto se nota.
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