El azar quiso que justo hoy se celebre el Día de la Tortilla de Patata. Entiendo que esta vez el nacional, no el internacional, porque hay que reconocer que nuestra tapa más famosa sigue resistiéndose a cuajar tanto fuera de nuestras fronteras como otros platos patrios como el gazpacho o la paella. ¿Demasiado seca? ¿Demasiado simple? ¿Demasiado acrobática la técnica de darle la vuelta en la sartén con precisión?
Digo el azar porque fue ayer cuando probé por primera vez, aunque luego descubrí que era por segunda vez, la tortilla de Casa Dani en Madrid. Se dice que es una de las mejores de España.
Y lo cierto es que está riquísima, se nota que está hecha con mimo y con ingredientes de primera. Entre ellos destacan la patata agria, que se fríe de forma perfecta, y la cebolla dulce. Pero para mí la mejor de Madrid sigue estando, no sé si medio escondida o escondida del todo, en Bodega la Salud. Se trata de un bodegón tradicional de Pozuelo que se ha quedado atrapado en la máquina del tiempo y fuera de las rutas foodies.
Quizás porque a mí me gusta algo más estilo Betanzos, pero principalmente porque ayer probando la de Casa Dani y pensando que quizás la cebolla dulce la hacía eso, un poco demasiado dulce, tuve una de esas revelaciones gastronómicas que te cambian la vida. En realidad soy anticebollista.
Pero insisto, la tortilla de Casa Dani sigue mereciendo y mucho la pena. Por 6 euros te la tomas con una caña en cualquier momento del día en uno de los mercados con más encanto de Madrid, el de la Paz. Jamás el lujo fue tan democrático.
Que buena pinta tiene!