Concurso de cata Vila Viniteca: Crónica de un fracaso anunciado

por | Mar 17, 2023

…Y crónica de una catadora en ciernes

Llegamos, catamos y fallamos. Pero aprendimos mucho. Y también nos reímos. Lo cierto es que desde siempre quise aprender a desentrañar los misterios del vino. Pero mi olfato nunca fue privilegiado. De hecho, siempre me han hecho bromas en casa sobre esto. Así que siempre pensé que ni era de los llamados ni de los elegidos.

Pero conforme mi interés en el vino iba creciendo y me introducía en el mundillo, llegué un momento en el que me tocó aceptar el hecho de que no iba a seguir aprendiendo ni progresando si no aprendía las técnicas de cata. Así que decidí comenzar los cursos del WSET que tienen la ventaja de ser una formación internacional reconocida en todo el mundo.

De hecho confieso que fueron dos detonantes ás los que me decidieron a aprender a catar. Uno, leer artículos sobre el premio de Cata Viniteca del año pasado. Me pareció fascinante poder ser capaz de acercarte lo máximo posible al alma de un vino solo con olerlo y probarlo. Casi magia. Un misterio.

El otro fue un vídeo en el Mikel Iturriaga de El Comidista grabado en el festival Off the Record el año pasado en el que varios asistentes trataban de adivinar el vino de tempranillo más caro que estaban catando. Supongo que la idea era demostrar que a veces el precio es algo relativo y que pagamos por marketing, modas u otras cosas. Pero yo me quedé con la copla del chico que sabía distinguir el roble americano del francés. ¿Cómo podía hacerlo? Y que no era un chico cualquiera, sino Eduard Ros, uno de los finalistas del concurso de este año.

Para mi sorpresa, con paciencia y calma, y probando muchos vinos, he aprendido a adivinar poco a poco lo que sucede detrás del telón en cada botella. Solo adivinar, porque me queda muchísimo por aprender. Esto es un mundo casi infinito. Pero precisamente saber que jamás llegaré a comprenderlo del todo lo hace mucho más adictivo. Por eso, los que intentamos entender el vino somos, efectivamente, unos frikis.

La hora de la verdad: crónica de un fracaso anunciado

Y tras aprender las herramientas básicas ayer llegó el momento de la verdad. De enfrentarnos a uno de los concursos de las catas a ciegas más complicadas. El de Vila Viniteca. Así, a pecho descubierto. Porque cuando yo me inscribí en la ingenuidad del recién llegado, no tenía ni la más remota idea de a lo que me estaba exponiendo. Algo así como entrenar para tu primera 5 K y decidir que te vas a apuntar después a la Maratón de Boston.

Y claro, llegó el fracaso esperado capítulo a capítulo. Vino a vino.

Mestres Clos Damiana Gran Reserva Brut Nature 2007

De todos mis errores éste fue el más doloroso. Porque es un cava que me encanta, y porque lo bebí con mis mejores amigos en una cena especial. Sin embargo, me desconcertó nada más olerlo. No era champán, le faltaba aroma y dulzor. Tampoco era el clásico cava. Le faltaba ese toque ligeramente amargo característico, y esa burbuja algo agresiva. Los olores eran de un espumoso que ha envejecido en botella, pero el color era extrañamente pálido. Esto no es ni cava ni champán y con ese color debe de ser prosecco. Debe de ser, porque has probado tres proseccos en tuvida. Llamadlo descarte. Y escribes prosecco rezando para que realmente haya un prosecco de calidad que te has perdido hasta ahora. Primer fallo épico. Porque no has acertado ni la uva. 0 points.

Mestres Clos Damiana Gran Reserva Brut Nature 2007

Compra este cava aquí

Bodegas de la Riva Marchanudo Vino de Pasto 2020

Segundo blanco del día. Esto es palomino, esa salinidad es inconfundible. Pero me falta ese toque punzante del velo de flor. ¿Y si es de alguna uva extraña que desconozco? Al final me decido por un fino, aunque sé que no estoy acertando del todo. Efectivamente no lo era, pero por lo menos me dan los puntos de uva y lugar. Algo es algo.

Resultado: vino de pasto. Me tiro de los pelos, porque en Barcelona Wine Week los chicos de Forlong me hablaron de Tierras de Albariza y de este vino, pero parece ser que mi disco duro no funcionó del modo adecuado porque es verdad que aunque estés ahí para jugar los nervios están ahí. Será a la próxima.

Bodegas de la Riva Marchanudo Vino de Pasto 2020

Compra este vino aquí

Frank Cornelissen Munjebel Blanco 2020


Esto es un vino volcánico seguro, tiene esa mineralidad sulfurosa que a mí la verdad, me cuesta un poco apreciar. Es decir, sí la encuentro pero se me hace un poco «funky». Podrías irte de viaje por Europa para buscar esos rincones únicos, pero los organizadores te han dicho que aunque participan vinos de todo el mundo el protagonismo será de los vinos españoles. Malvasía de Lanzarote seguro. Ni dudarlo.

Pues no, otros cero puntos. Un blanco del Etna que no has probado en tu vida. 60% Grecanico Dorato, 40% Carricante. En realidad te das cuenta de que no has probado un vino de Sicilia en tu vida. Tienes uno guardado pero sin abrir. Así que no sé si los vinos de esta zon tienen características que los diferencia claramente de la malvasía de Lanzarote. Habrá que beber más para opinar. También es cierto que la dificultad de este vino y de los blancos en general fue muy comentada por los participantes, así que quien no se consuela es porque no quiere. Oíste campanas… En el volcán equivocado.

Frank Cornelissen Munjebel Blanco 2020

Compra este vino aquí

Casa Castillo Monastrell 2021

Bueno, llega el primer tinto. Es un tinto joven, eso está claro. Rubí brillante e intensidad pálida. Huele a uva cálida, pero no demasiado. Frutas rojas y regaliz. Tiene que haber un vino francés en el concurso y yo juraría que es éste. Syrah del Ródano, porque es menos acaramelado que el típico gamay de Beaujolais. Sí has probado algunos syrah del Ródano y el perfil encaja a la perfección.

Pues tampoco. Monastrell de Casa Castillo. Obviamente no tu típico Jumilla, porque Casa Castillo hace los jumillas más borgoñones de la zona. Y porque las fincas se encuentran a 750 metros de altitud. Una bodega que echa por tierra las preconcepciones que se tienen sobre esta zona y que era perfecto para “engañar” al incauto catador novato. O sea, a mí.

El vino ideal para gastarte 9 euros, llevarlo a una cena, y quedar como un rey por poco dinero porque es un vino que le gusta a casi todo el mundo.

Casa Castillo Monastrell 2021

Compra este vino aquí

Viña Tondonia Gran Reserva 2001

Al fin, un Rioja reserva. Éste sí que sí. Esto es tempranillo en su mayor parte. Color granate intenso, espectacular. Con recorrido, pero todavía muy vivo, algo que me sorprendió comparando el color y los aromas terciarios de cuero, café… Barrica presente, pero muy elegante.  

Este estilo tiene pertenecer a una de las grandes bodegas clásicas. Villa Tondonia es la más apreciada por los que saben. Así que nos lanzamos. y ¡bingo!  Bueno, eso se llama suerte. Ya era hora de que se pusiera de mi lado. Nos libramos del farolillo rojo. Aunque fallamos en añada. Yo puse reserva 2010 y no salía de mi sorpresa cuando descubrí que este vino es de 2001 y un gran reserva. Jamás había tenido el privilegio hasta el domingo de probar un Rioja tan antiguo. Y la verdad es que fue un privilegio maravilloso.

Reflexionando con el paso de los días por qué tuve tan claro que este rioja era un rioja descubrí que no hay mucho misterio escondido. He bebido mucho rioja en los últimos meses. El secreto, como siempre, está en la práctica.

Viña Tondonia Gran Reserva 2001

Compra este vino aquí

Château Cos d´Estournel 2010

 Hubo muchos patinazos en mi cata, pero para mí éste fue el más sonado. Emocionada por lo que pensaba que era un acierto en el rioja exclamé convencida al probarlo: “Esto es un Ribera clásico. Seguramente un Vega Sicilia”. Un vino sencillamente perfecto ¿Otro tempranillo? Por qué no. Es nuestra uva reina. Elegido como némesis del Rioja, todo cuadraba en mi cabeza. Nuestro vino favorito de la cata. “Que me envuelvan uno que me lo llevo”.

Color granate intenso. Mucho cuerpo y uno de los taninos mejores integrados que recuerdo. Fruta negra y toques de especias, cedro y vainilla muy elegantes. Un vino en evolución pero todavía con potencial por delante.

Aquí no escuché ni las campanas sonar. Aunque en realidad sí, porque la ficha de cata que tenían en mi cabeza encaja a la perfección con este Burdeos de Saint-Estèphe, una de las cunas del Cabernet Sauvignon. Aquí no había truco posible, se trata de un Burdeos muy característico. Sin embargo me empeñé en irme a Ribera de buenas a primeras. Un poquito más de reflexión pausada quizás hubiera podido ayudarme aquí. Pero ay, cuando nuestro cerebro que se queda clavado en una idea fija no hay manera.

Château Cos d´Estournel 2010

Compra este vino aquí

Barbeito 10 years Malvasia Reserva Velha

Y el broche de oro de los errores de la jornada. El palo cortado que era un Madeira. Ese toque a naranja, miel y almendras. Esa intensidad, ese color… Esto es un vino fortificado seguro. Tiene que ser un palo cortado. No fui la única, los susurros de palo cortado recorrieron a mis espaldas la sala y también cuando acabó la cata en las conversaciones. A mí me mosqueaba un poco que hubiera dos vinos con palomino, pero sinceramente no encontré mejor alternativa.

Las islas se escapan de mi radar wine lover. Y es un error imperdonable, porque era un vino magnífico muy en la línea de lo que me gusta. Lógico que Madeira y Jerez hayan sido competidores ancestrales en el mercado británico. Son dos lugares maravillosos. Beber más vinos de esta isla y por qué no, viajar algún día no muy lejano se ha convertido, de repente, en capricho y necesidad.

Barbeito 10 years Malvasia Reserva Velha

Compra este vino aquí

Conclusiones más que obvias

Catar a ciegas no es fácil, y menos en uno de los concursos más prestigiosos como el de Vila Viniteca, en el que algunos vinos están elegidos a propósito para despistar. Pero es una receta maravillosa contra muchas ideas preconcebidas que tenemos en la cabeza sobre uvas, zonas, tipos de vino, que por otro lado también nos ayudan a navegar un mundo tremendamente complejo.

Para catar bien a ciegas tienes que tener una percepción aguda de sensaciones, colores y olores, pero también una enciclopedia en tu cabeza para conectar los puntos, como decía Steve Jobs. También un poquito de suerte. Y sobre todo haber leído mucho y haber bebido mucho.

Me pregunto si en este tipo de concursos tienen ventaja los “super aficionados”, los productores o los sumilleres y demás puestos dedicados a la hostelería. Por lo que se deduce de los resultados, dedicarte al vino de forma profesional es la forma perfecta de intentar desentrañar sus secretos.

Yo me siento como la novata a los pies del Himalaya. Pero esto no va a desanimarme, más bien al contrario. Porque la aventura es el camino. Y me queda mucho por recorrer.

Si te interesa el tema de las catas de vinos pincha aquí

1 Comentario

  1. Rodrigo Jociles Ferrer

    Nada de fracaso, unas veces se gana y otras se aprende y si te ríes… se puede decir que has ganado.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

1 Comentario

  1. Rodrigo Jociles Ferrer

    Nada de fracaso, unas veces se gana y otras se aprende y si te ríes… se puede decir que has ganado.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Averiguando por qué comemos lo que somos con JM Mulet

Irreverente y divertido, pero siempre riguroso. José Miguel Mulet es uno de los divulgadores científicos más conocidos y respetados de nuestro país. Aquí nos desvela algunas claves de su último libro “Comemos lo que somos”. Doctor en Bioquímica y Biología...

Un guiño al cocido de taba en el Parador de Chinchón

Mudarse a Madrid en 1999 y no visitar Chinchón hasta el invierno de 2023 es definitivamente un error imperdonable. Porque me he estado perdiendo una auténtica joya de nuestra comunidad. Y además, el rincón más mediterráneo, donde olivos, vides y huerta salpican y...

Can chan chán: alma española, espíritu mexicano

Así de arraigadas e indisociables son la cocina mexicana española en el ADN del chef Roberto Ruiz y socia y pareja María Fernández. Tras dos décadas en España se han aliado para fundir lo mejor de las dos culturas gastronómicas en su nueva apertura, el restaurante...

Averiguando por qué comemos lo que somos con JM Mulet

Irreverente y divertido, pero siempre riguroso. José Miguel Mulet es uno de los divulgadores científicos más conocidos y respetados de nuestro país. Aquí nos desvela algunas claves de su último libro “Comemos lo que somos”. Doctor en Bioquímica y Biología...

Un guiño al cocido de taba en el Parador de Chinchón

Mudarse a Madrid en 1999 y no visitar Chinchón hasta el invierno de 2023 es definitivamente un error imperdonable. Porque me he estado perdiendo una auténtica joya de nuestra comunidad. Y además, el rincón más mediterráneo, donde olivos, vides y huerta salpican y...

Can chan chán: alma española, espíritu mexicano

Así de arraigadas e indisociables son la cocina mexicana española en el ADN del chef Roberto Ruiz y socia y pareja María Fernández. Tras dos décadas en España se han aliado para fundir lo mejor de las dos culturas gastronómicas en su nueva apertura, el restaurante...