Ésta es la teoría de Pedro Ballesteros MW, el mayor experto en vino español de la actualidad, y uno de los divulgadores y comunicadores más respetados. Ballesteros tuvo la oportunidad de desarrollar este concepto durante la celebración de la Wine Edition de Madrid Fusión hace unas semanas

Vivimos un momento en que las modas y los “entendidos” en vino apuestan casi al 100% por pequeñas producciones, vinos de paraje y bodegas familiares. Sin embargo, Pedro Ballesteros, uno de los mayores expertos la imagen del vino español fuera de nuestras fronteras, navega marcando su propio rumbo.

Para Ballesteros, el vino español no pasará de mera anécdota en las cartas de los mejores restaurantes del mundo hasta que no haya más de 50 marcas que comercialicen al menos más de 50.000 botellas que cuesten más de 50 euros. En el precio/producción está la clave. Para que alguien esté dispuesto a considerar una botella de vino un lujo por el que merece la pena pagar, ésta necesita haber demostrado varias cosas: alta calidad, prestigio, y… también disponibilidad para ir haciendo imagen de marca. O el esfuerzo será una gota más en el mar.

“Uno de los errores de percepción que se tienen en España es que la alta calidad debe ir asociada a una baja producción”, comentó. “El prestigio es como el amor, se consigue con la presencia”. Dom Perignon vende seis millones de botellas anuales a un precio de más de 140 euros por botella. Esta disponibilidad te permite asociarlo con una celebración importante en todo el mundo, y disfrutar del prestigio del vino francés.

Hasta hace muy poco, la única bodega española que cumplía estas características era Vega Sicilia. En el último año y medio Remírez de Ganuza y La Rioja Alta S. A. se han subido a este barco rompehielos que sigue llevando el prestigio de nuestro vino a lo largo y ancho del planeta.

Sus tres propietarios quisieron compartir sus experiencias con los asistentes, que también tuvieron la oportunidad de probar los tres vinos estrella de las bodegas: Remírez de Ganuza Reserva 2012, Gran Reserva 890 2010 de La Rioja Alta y Único 2014 de Vega Sicilia.

Remírez de Ganuza

José Ramón Urtasun, propietario de Remírez de Ganuza, resumió la entrada de su Reserva en este selecto club como el resultado de un trabajo continuo de muchos años. La búsqueda de una calidad constante y también el fruto de haber viajado mucho y haber escuchado mucho. “Yo no venían del mundo del vino, y todo era nuevo para mí. He tardado en tomar decisiones, primero preferí escuchar a distribuidores, sumilleres, coleccionistas, para saber qué querían y sobre todo qué buscaban”, comentó.

En Remírez de Ganuza se clasifican y escrutan las mejores viñas para su vino estrella, clasificándose incluso las uvas de una misma cepa, o de un mismo racimo, para vinos diferentes. “Para mí el terroir son muchas cosas, una de ellas también la propia bodega, porque sus condiciones climatológicas van a dar una característica u otra al vino”, añadió.

La Rioja Alta

Por su parte, Guillermo de Aranzábal, director adjunto de La Rioja Alta S.A., desarrolló la trayectoria de su Gran Reserva 890 que le ha llevado también a este selecto club: “Prestar más atención al viñedo nos permitió aumentar la producción y también el precio de un modo acorde. Nos podemos permitir unos tiempos de crianza larguísimos que han convertido a nuestro vio en un icono en Rioja”, explicó.  

El 890 tampoco proviene de un viñedo singular, sino que es un coupage coherente con el estilo de la casa. “Lo elaboramos seleccionando diferentes lotes de diferentes viñedos y los probamos dependiendo del perfil de cada variedad de las tres que lo componen, Tempranillo, Graciano y Mazuelo”, comentó. “Buscamos un vino clásico, aterciopelado, elegante y profundo. En resumen, un vino de guarda”. Está previsto que la siguiente añada, la 2012, se saque a la venta a finales de 2025.

Vega Sicilia

Pedro Ballesteros introdujo Vega Sicilia como “la que fue la casa de vinos más emblemática de España, al servicio de las élites del poder cuando España era un país aislado. Hoy ha conseguido ser bandera del prestigio del vino español por todo el mundo, donde se exportan 2/3 partes de su producción. Todo coleccionista atesora un Vega Sicilia”.

Pablo Álvarez, CEO de la bodega resumió su trabajo en las últimas décadas: “Cogerse la maleta e irse a recorrer el mundo siguiendo la filosofía de Eloy Lecanda, fundador de la bodega. Porque la gente tiene que conocer y apreciar lo que produces. Hasta hace unos años yo en mis viajes encontraba muchos franceses y bastantes italianos, muchos menos españoles”, recuerda. Según Álvarez: “Estamos produciendo los mejores vinos de nuestra historia, y lo que tenemos que hacer el movernos”. Pero sin perder la personalidad propia. “No puedes hacer vinos borgoñones en Toro”.

Único es uno de los vinos más coleccionados del mundo. Y sin embargo Pablo Álvarez nos recuerda que los vinos están para beberlos. “Se subastan continuamente y no se abren nunca, o se abren cuando su mejor momento ya pasó. Esto es una pena”.

Al igual que sucede en Remírez de Ganuza o Rioja Alta, Vega Sicilia puede presumir de un trabajo de viñedo muy preciso. Tampoco eligen siempre las mismas parcelas para la elaboración de sus grandes vinos.

Como explicó Pedro Ballesteros durante la charla, la creación de Alión en 1991 tuvo un papel fundamental en el desarrollo y el prestigio de Ribera de Duero. “Esta bodega jugó un papel fundamental, porque se convirtieron en los mejores compradores de uva, y esto animó a los viticultores a realizar un trabajo cada vez más cuidado en la viña. La familia de Jorge Monzón de Dominio de la Vega es un perfecto ejemplo”, comentó.

¿Tiene futuro internacional el vino español?

Tras el ejemplo de estar tres grandes bodegas, Ballesteros se preguntó en voz alta si este selecto pero reducido club de los 50-50-50 se puede ampliar en un futuro cercano. Para Guillermo de Arinzano “Si no hay más bodegas no es por falta de calidad, si no por falta de mentalidad. Estamos vinos magníficos que y jamás fue tan fácil contactar con los importadores”

También añadió que hay que tener ambición para hacer grandes cosas y visión a largo plazo: “La asociación de menor cantidad con mayor calidad es errónea. Cuanto más vino tenemos más podemos rechazar, y mejor será lo que quede. Para hacer un gran vino hay que invertir mucho tiempo y dinero. Nosotros invertimos el 80% de lo que ganamos. Esto no se consigue con producciones pequeñas”.

No ven imposible que otras regiones de España puedan seguir este camino, aunque sí bastante difícil. “Las grandes zonas de vinos del mundo lo son por algo, y además es complicado abrir camino si perteneces a un área menos conocida fuera de nuestras fronteras”, comentó Urtasun.

Una hazaña complicada, pero que no debería verse como imposible. Y desde luego, imprescindible para que España cuente con un mayor número de grandes vinos en todos los rincones del mundo. Porque como Pedro Ballesteros concluyó de forma muy acertada: “El prestigio te lo da siempre la mirada del otro”.

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